02 febrero 2012

Que se apague el mundo


Cuando todo queda a oscuras.

El crujir de tablas a tus pies se entremezclan con el olor a madera y a telón viejo, al mismo tiempo que el sonido parece apagarse a pocos centímetros de donde estas.

Hablo de escasos 5 segundos que se interponen entre la música, la luz y tú.

Ese es el corto espacio de tiempo que se tarda en recordar los primeros compases, esperar el tono de la guitarra, ver como una culebrilla de nervios recorren cada atisbo de piel, músculo o articulación de tu cuerpo.

Es el tiempo que se tarda en ver al lado a quienes no ves, bien por la oscuridad perpetua o por las dimensiones existentes entre ambos. Son cinco segundos que te bastan y te sobran para dar un pasito más hacia la felicidad, hacia la risa,...y son los mismos 5 segundos que te faltan para darte cuenta de que... es un gran momento.