02 marzo 2011

Una de Carnaval

Hoy me asomo a la ventana para respirar el aire que da tener vacaciones por unos días, a ver si recupero el aliento perdido en el camino y recobro las fuerzas que perdí en algún momento.

Y para colmo llega Carnaval. El de Brasil, el de Tenerife, Venecia, pero permitidme que un año más os hable del mío, el de Cádiz.

Llega el tiempo de tener al lado a aquellos que tuviste "lejos", por unas cosas o por otras, por un descanso necesario, por unas oposiciones que llegan a pasos de gigante,...y pasa un año, y eres recibido como un "héroe" más del grupo,...por eso son especiales.

Hoy quiero hablaros de Carnaval, pero quiero hablaros de mi chirigota, a la que pertenezco y a la que de alguna manera, no sería el mismo sin ella.
Acostumbrado de por vida a la solemnidad de la Semana Santa Sevillana, cambio de buenas a primeras la túnica de nazareno por la naríz de payaso, y es entonces cuando creo que subo un escalón en la escalera de las cosas, de mis cosas...

Con menos arte que un gnomo de escayola, abro la sonrisa, agrando el humor y pierdo la poca verguenza que me quedaba en el tintero y pruebo la experiencia.

Todo cambió.

Las manos se entrelazan fuerte cuando te sientes cerca de ellos, de los que quedan, de los que marcharon, de los que llegan, y si por un momento recuerdas la tristeza, ellos lo tornan alegría, si tienes prisa, ellos consiguen parar el reloj el tiempo que sea, y si llueve, da igual mojarte, luego te secas en el palillero, en la plaza de las flores, en la plaza de San Antonio, en la Catedral,...o en el autobús de vuelta.

Allí encontré Amigos,..y Música, como siempre.